Mil caras tiene mi calle
- mferreror

- 11 dic 2016
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 14 ago 2024
La calle.
Una mañana suave de invierno. Una luz preciosa, entre dos nublados.
Paseas lentamente con los ojos abiertos, o te sientas en la terraza de un café, o en un simple banco, y empiezas a ver, de verdad, las mil caras de la calle.
Este es un verdadero ejercicio, un ejercicio difícil para mi: tomar apuntes en fotos, y elaborar un itinerario de caras de la calle. Un itinerario de rostros que, por un motivo u otro, captaron mi atención.
No es difícil, fijarse en las caras de la calle, ni tomar algunos retratos. Sin embargo, por mi trabajo soy muy respetuosa con el espacio privado de las personas. Ya sé que los rostros en la calle son públicos, los llevamos por delante y, sólo aparentemente, son parte del paisaje. Así que también pueden ser nuestros y de nuestra cámara. O, al menos, podemos tomarlos prestados. Así ha sido siempre desde que los fotógrafos tomaron la calle y enarbolaron sus mejores instantes.
Además, hay que reconocer que vivimos en un momento cultural en el que la imagen personal privada parece pasada de moda, y quien más, quien menos, sube sus propias fotos a muchas webs, blogs, y redes sociales, y ello nos hace pensar que ya no hay necesidad de privacidad, al menos no en una vida vivida de forma corriente. Los jóvenes, incluso, han borrado la barrera de lo que es privado en sus relaciones personales, y hacen gala de ellas tan fácilmente que a muchos adultos nos sorprende.
Pues igual no todo es público. Todos tenemos las emociones dibujadas en la cara, y salvo cuando abiertamente hablamos con alguien, o cuando posamos voluntariamente, no controlamos lo que mostramos: el rostro muestra nuestras emociones y preocupaciones, posiblemente nuestro yo más profundo, ya que el caminar propicia nuestro encuentro con nosotros mismos. En esos casos mucha gente decidiría que sus rostros, sus expresiones "íntimas", son suyos. Muchos no querrían aparecer públicamente en un lugar para ser vistos por otros. En todo ese tiempo de "soledad pública", pienso que lo que aflora de "los otros" es privado, y nuestras fotos son "robadas". Con mayor o menor aquiescencia o rebelión, dependiendo también del grado de conocimiento del robado, no dejan de ser robadas.
Estas ideas me hacen difícil practicar el "robado".
Ni siquiera se trata de destacar situaciones difíciles para los protagonistas de las fotos, o expresiones que les degraden en modo alguno. Pero seguro que al espectador le entran ganas de especular con sus expresiones... Acaso denotan duda? preocupación? enfado? alegría? sorpresa? desafío? incredulidad? concentración? ternura? ...
Y... ¿qué hacer cuando te pillan?
Esta vez he decidido tirar "p'alante", y nadie decidió cortar por lo sano ;-)). Debe de ser que estoy superándolo.
En todo caso, todo mi respeto por las personas que aparecen en esta entrada, y que me han permitido hacer mi ejercicio. Si alguno se encuentra por aquí en alguna ocasión y quiere que se retire su imagen, o tiene algún comentario que hacer, serán bienvenidos.
Les passants, Zaz (directo en Montmartre).
Fotos hechas con la cámara Panasonic Lumix DMC GF6 con el objetivo Lumix G Vario X 45-175 f4.0-5.6, en la plaza mayor y los alrededores de una preciosa ciudad española.
Mi respeto para las personas que aparecen en cualquier entrada de este blog, donde sólo quiero recoger el pulso y la vida de la calle. Si te reconoces en alguna de ellas, puedes hacer comentarios, o pedir que la retire si es tu deseo.











































































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