Volver

Cuando no puedes con la vida, vas dejando de lado partes de ella que, desde lejos, y por largo tiempo, fueron formando un todo indivisible de tu ser. Primero dejas de mirarlas, de sentirlas propias, tal es el agotamiento, y un día son ya parte del paisaje ajeno a ti. O las miras con la tristeza de la pérdida, muy lejos de la posición de reconquista. Te das cuenta de que son parte de tu muerte en vida (pincha las fotos para verlas enteras).

Pasa el tiempo, reconoces tus fragmentos, quizá vuelves a florecer, o quizá sólo lo crees, y te parece increíble que hayas podido disociarte, ignorar tu esencia, casi dejarte desaparecer.

Pero ocurre, te ocurre.

El jardín, en otro tiempo una parte de mi que mutó a una imagen observable a través de la ventana y, después, a un ingobernable paisaje, en algún momento pudo volver a ser un lugar de exploración, una visión transitable de mi alienado estado interior. Ese lugar dónde, con la paciencia del reconstructor de puzzles, fui abriendo espacios, instalando andamios, recolocando lo salvable, sustituyendo lo irrecuperable.

Epílogo.

Volver requiere mucho tiempo.

Volver, un viaje, una conmoción.

Volver.

Ahora vuelve al inicio y déjate llevar con música por el jardín, con la historia de "El lugar correcto", de Natalia Lafourcade.

Fotografías hechas con un iPhone Xs, un jardín sumido en el abandono, y ganas de salir de detrás de los cristales y volver.